Cuando un cuerpo
que está vibrando se pone en contacto con otro, el segundo cuerpo se ve forzado
a vibrar con la misma frecuencia que el original. Por ejemplo, si un diapasón es
golpeado con un martillo y luego se coloca su base contra la cubierta de una
mesa de madera, la intensidad del sonido se incrementará repentinamente. Cuando
se separa de la mesa el diapasón, la intensidad disminuye a su nivel original.
Las vibraciones de las partículas de la mesa en contacto con el diapasón se
llaman vibraciones forzadas.
Hemos visto que los
cuerpos elásticos tienen ciertas frecuencias naturales de vibración que son
características del material y de las condiciones límite (de frontera). Una
cuerda tensa de una longitud definida puede producir sonidos de frecuencias
características. Un tubo abierto o cerrado también tiene frecuencias naturales
de vibración. Siempre que se aplican a un cuerpo una serie de impulsos
periódicos de una frecuencia casi igual a alguna de las frecuencias naturales
del cuerpo, éste se pone a vibrar con una amplitud relativamente grande. Este
fenómeno se conoce como resonancia o vibración simpática.
Un ejemplo de
resonancia es el caso de un niño sentado a un columpio. La experiencia indica
que la oscilación puede ser puesta en vibración con gran amplitud por medio de
una serie de pequeños empujones aplicados a intervalos regulares. La resonancia
se producirá únicamente cuando los empujones estén en fase con la frecuencia
natural de vibración del columpio. Una ligera variación de los pulsos de
entrada dará como resultado una vibración pequeña o incluso ninguna.
El refuerzo del sonido
por medio de la resonancia tiene múltiples aplicaciones, así como también buen
número de consecuencias desagradables. La resonancia en una columna de aire en
un tubo de órgano amplifica el débil sonido de una vibración de un chorro de
aire vibrante. Muchos instrumentos musicales se diseñan con cavidades
resonantes para producir una variedad de sonidos. La resonancia eléctrica en
los receptores de radio permite al oyente percibir con claridad las señales
débiles. Cuando se sintoniza la frecuencia de la estación elegida, la señal se
amplifica por resonancia eléctrica. En auditorios mal diseñados o enormes salas
de concierto, la música y las voces pueden tener un sonido profundo que resulta
desagradable al oído. Se sabe que los puentes se destruyen debido a vibraciones
simpáticas de gran amplitud producidas por ráfagas de
viento.
Serway - Faughn, Física, Quinta edición.
Serway - Jewtt, Física para ciencias e ingeniería, Volumen 1, Septima edición.
Libro lonk: http://www.cec.uchile.cl/~vicente.oyanedel/libros/serway.pdf
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